La buscaron por todas partes, había media docena de patrullas designadas nada más que a dar con su paradero, doce efectivos más Moreno, y el psicólogo y Miguel que andaban juntos de voluntarios. Éstos últimos eran recibidos en ese instante por la directora "cara de ejecutiva" de la casa de salud. Miguel hizo las presentaciones y el psicólogo expuso el plan, contó someramente las últimas noticias, esperaron a que ella se repusiera del golpe y le pidieron que les permitiera hablar con una de las antiguas ladronas. Tras dejarlos solos por unos minutos regresó para guiarlos a un bello jardín de invierno donde, sentada con las rodillas muy juntas, nerviosa, los esperaba una muchacha de alrededor de 25 años. "Bueno, Paola -dijo la directora- te ruego que digas la verdad a lo que el señor te pregunte, yo estaré en mi despacho, hasta luego". "¡Qué mal empezamos! -pensó el psicólogo, y en voz alta: "bien Paola, yo soy Nicolás y él es Miguel ¿cómo estás?" "Bien, señor -dijo ella. "Estamos haciendo una encuesta ¿sabés qué es una encuesta?" "No, señor". "Es una averiguación a base de preguntas para saber lo que a la gente le gusta, por ejemplo: ¿cuál es la comida que más te gusta?" "¡Helado!" -dijo Paola rápido, largando una risita que parecía querer decir: qué-pregunta. "Muy bien, Paola ¿y cuál es tu juego preferido?" "¡El video que trajeron ahora!" "¡Por supuesto! Ya nos dijeron que sos una campeona, después vamos a jugar un rato". La chica ya estaba más suelta y levantaba la vista. "Paola, nos gustaría que nos contaras algo de cuando recién viniste ¿tenés amigas aquí?" "Sí". "¿Cómo se llama tu mejor amiga?" "Marisa". "Es un bonito nombre ¿y por qué elegiste a Marisa para ser tu amiga?" "Porque es buena -dice Paola- me presta cosas". "Claro, eso es muy importante en una amiga, es feo ser egoísta. ¿Y qué es lo que más te molesta en las otras chicas?" "Que no juegan, y ni hablan a veces". "Debe ser muy triste no hablar nunca ¿verdad? ¿Tuviste algún problema con las chicas que están aquí?" "No". "Y las otras chicas ¿tienen problemas entre ellas?" "No sé, si..." "Bueno, problemas siempre hay en una familia tan grande como ésta, sobre todo cuando algunas son pequeñas, decime Paola, ¿causan muchas molestias las adolescentes, digamos, las de 12 ó 13 años?" "¡Muchísimos!" "¿No es ésta una respuesta? -piensa Nicolás mirando a Miguel, quien poco acostumbrado a estarse quieto parece querer salir de su cuerpo. ¿Cómo cuáles? -le pregunta a Paola- me imagino que serán cosas de niñas". "Sí -dice Paola- revisan las cosas, las usan..." "Pero después las dejan donde estaban ¿verdad? " "¡No!" -contestó Paola, mirándolo con el ceño fruncido. "¿¡Ah..! ¿Quieres decir que las esconden?" "Y... claro" -Paola lo mira como si fuera tonto. "Pero -dice el psicólogo- luego las encuentran ¿no?" "¡Claro, la celadora se enoja!" -dice muy ofendida. "¡Por supuesto! Por supuesto, Paola, y a vos ¿alguna vez te faltó algo? Porque me gustaría saber qué es lo que más les gusta sacar a esas niñas". "Jabones..., perfumes..., pañuelos... ¡yo qué sé!" "Ese es un dato muy importante ¿ves, Paola? (hizo como que anotaba), quiere decir que si les dieran esas cosas, ellas no las sacarían". "No... bueno.." "¿Sí? ¿Es por alguna otra razón?" "Una vez..." "¿Cuál fue el motivo, Paola?" "Que no lo quería". "¿Qué cosa no quería, Paola?" "El perfume.." "¿Quién no lo quería?" "Ella..." "¿Cómo se llamaba ella, Paola?" Paola miró para todos lados como esperando que aparezca "ella" y, despacito, dijo: "la mala". "Ah, había una a la que decían "la mala", pero ¿cómo se llamaba?" "La vírgen..." "Sí, Paola, pero ¿qué nombre tenía?" Nuevas miradas asustadas a su alrededor y nuevo susurro: "Maria, la virginal Marita..." Los dos hombre se miran y suspiran, "Dios, qué parto" -piensa Miguel. Nicolás dice: "nos gustaría devolver ese perfume ¿sabés de quién era?" "Sí -dice Paola- pero lo encontraron en..." "¿Sí? ¿Dónde lo encontraron?" "¡Yo no fui! ¡Yo no lo robé! ¡La mala lo puso en mi cajón1 ¡Ella lo hizo!" "Claro, Paola, cálmate ¿eh?nosotros no le creemos a ella, y le diremos a la Directora que vos no fuiste ¿está bien?" "Bueno..." La llevaron a los juegos de video y le dieron algunas fichas, y ella se quedó ahí frente al karateka, inmersa en su mundo infantil, olvidada por completo de ellos. |
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