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martes, 16 de agosto de 2016

"EL DIBUJO" (16º parte) de Adriana Gutiérrez




Bordearon la manzana que era pura reja negra y muros grises cubiertos a trechos con hiedra. La pesada puerta abrió su
ojo luego del campanazo y la cara de una monjita
apareció en el rectángulo de hierro.
"Queremos ver a Sor María, soy el detective Moreno y ellos
los esposos Peralta, antiguos compañeros de Sor María;
dígale por favor que nos reciba, que es muy urgente".
La monjita les contestó que María recibió una llamada
telefónica y se fue rápidamente, pero les dejó un mensaje; y
diciendo ésto pasó por la mirilla un papel arrollado y sujeto
con una gomita.
"La Madre Superiora -agregó- conoce el caso y ofrece
recibirlos si desean".
"¡Gracias -dijo Moreno- por supuesto, aceptamos!"
Ruidos de cerrojos y por fin la mole cubierta de remaches
se abrió. La monjita dijo llamarse Sor Inés y los dondujo
a una salita de espera donde quedaron parados.
Al rato volvió y los invitó a pasar; la Madre Superiora parecía una Helen Hayes gigantesca, bonachona pero enérgica, Moreno la miraba como si estuviera midiendo a un contrincante, ella
también, y demostró su sentido del humor al decir: "cuando pequeña quería ser luchadora ¡y el Señor oyó mis horaciones!, aquí estóy, luchando a brazo partido y le aseguro que mis
enemigos son peores que los suyos... ¡ojalá mi tamaño me ayudara!"
Se rieron cortésmente y  Moreno le explicó por qué estaban
ahí, le pidió todos los datos que creyera conveniente darles, agradeciendo por dentro contar con una observadora inteligente como la Madre, que parecía tan ducha en conflictos espirituales.
"Para empezar -dijo ésta- María no es monja ni tampoco novicia;
ella es un caso especialísimo, una criatura que está en permanente estado de beatitud; se pasa sus horas libres mirando la pared que tiene enfrente y viendo en ella cosas que pasan
en el mundo, percibe tanto los malos deseo que se enferma, cae
en el agotamiento más grande al querer anular ese deseo que
siente en la gente, por eso no puede estar entre ella ya que se
queda sin energía. Vive con nosotros porque aquí es otro universo..., ya sé que es difícil de entender, pero supongan que
ustedes tuvieran los oídos tan sensibles que cada sonido lo
oyeran aumentado mil veces.. ¡tendrían que aislarse a un sitio silencioso! Bien, a María le ocurre con las intenciones, su don, que para ella es una desgracia, consiste en oír los "gritos" del corazón (o de la mente). Por lo demás es absolutamente normal.
Ha estudiado y es una excelente profesional. No es católica
ni pertenece a iglesia alguna. Para ella el sentimiento cristiano no pasa por ahí, y para nosotros es una amiga muy querida
y, en algunos aspectos, insustituible. Ella tuvo los mismos deseos de cualquier adolescente, las ilusiones de todas las chicas
pero ¿cómo realizarlas?, su sensibilidad no la deja; sí -dice mirando a Clara que llora en silencio- muchas veces ha llorado y ha intentado vivir afuera, enamorarse y casarse, pero ha vuelto peor que antes.
No se puede vivir "leyendo" en el corazón de los demás".

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