"¡A la flauta! -exclama el detective- ¿Ha creado personajes de los que mandan anónimos?" "¡Claro que no ! Sus personajes son normales, tienen sus conflictos, claro, pero de ahí a que sea un paranoico... ha matado a algunos, sí, pero le aseguro que merecían morir... ¡no me mire así!, quiero decir que eran asesinos normales, no locos. Puedo conseguirle algunas copias" -dice Miguel, jadeando. "No tendría tiempo -contestó el detective- pero tal vez nuestro psicólogo, si. ¿Le pregunta por su familia?" "Pues... sí, claro, ya le dije que es muy atento". "¿Está casado?" -pregunta el detective. "Lo ignoro, nunca habla de él, solo al pasar hace las preguntas de cortesía" -contesta Miguel. "¿Y usted siempre se muestra muy feliz?" "Bueno... soy feliz" -dice Miguel. "¿Qué otra clase de datos le ha sacado?" Miguel dice: "¡Oiga, espere!" El detective sigue sin piedad: "¿Le ha preguntado a qué hora regresa, si tiene una empleada en la casa, ha tratado de averiguar la rutina de su esposa?" "¡No!" -dice Miguel muy serio. "Claro -dice el detective- porque él solo puede averiguarlo, pero quería saber que tan cuidadoso es el tipo". "¿Qué tipo? -protesta Miguel- ¡Era un chico de 12 años! ¡Además, amenazó con matarse él mismo, no a Clara!" "Me refiero al tipo psicológico -dijo el detective con paciencia- y no importa la edad cuando se odia; él no necesita conocer a su esposa, solo saber que es a ella a quien usted quiere, si usted tuviera una amante y la quisiera a ella, es quien habría recibido los anónimos. En cuanto a la amenaza fue bien explícita, se la traduciré: si Marita muere "por tu culpa", yo voy a matar a Clara, ojo por ojo y diente por diente. ¿Ha comprendido? ¿Cómo era el apellido de Marita?" "Se llamaba María Estela Ávila -dino Clara, interviniendo por primera vez- creo que yo puedo averiguar su destino y si vive, también una prima de ella iba a esa escuela, a tercer grado, dos o tres veces le pregunté por Marita pero no sabía nada, era muy chica. El apellido el es mismo". "Con eso ya tengo para trabajar -dijo el detective- quiero que me hagan un favor, sé que están cansados, pero váyanse a casa, escriban el resto y luego me lo hacen llegar que yo lo leeré a la noche. No se les ocurra intentar algo por su cuenta, el "gordito" podría ser su viudo, si se da cuenta que sospechamos de él me atarían las manos, porque es obvio que una de sus personalidades es muy inteligente y le estarían dando un valiosísimo dato, buenas noches". |
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miércoles, 10 de agosto de 2016
"EL DIBUJO" (9º parte) de Adriana Gutiérrez
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