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lunes, 15 de agosto de 2016

"LA PALABRA" de Adriana Gutiérrez




A los 38 años y después de escribir tantos cuentos
tomando de personajes a los primos y vecinos, había
decidido crear fantasía, "a ver cómo me va en ese
mundo" -me dije. Pero también estaba encaprichado
con una palabra que no lograba ubicar en un relato
fantástico: "fundamentalista"; mi vieja terquedad me
decía que ya encontraría el contexto.
En eso llego a mi casa y veo a mi tía abuela, una
vieja agria y horrible que al morir su hermana
(mi abuela), venía todos los días a llevarse
"lo que me pertenece por herencia".
Cuando empezaron a desaparecer cosas, yo junté
todo lo pequeño y lo llevé a casa de mis padres, así
sus visitas cesaron por un tiempo y cuando se
reanudaron yo había cambiado las cerraduras
y no le abría.
Hoy me mudé y ella aprovechó el portón abierto
para colarse detrás del auto.
Arrastrando los pies va detrás mío llamándome:
"¡Jaime, Jaime, solo quiero un recuerdo de mi
hermana!"
"Ya te llevaste varios -le contesto- que por cierto
eran cosas que le regaló mi abuelo".
"Sí, pero ella me las prometió...y"
"¡Ella no te prometió nada, en tres años no la
visitaste ni una sola vez, y ahora venís a robar!"
"Es que... no podía verla enferma".
"¡Mentira, no te importaba!"
"No... Jaimito".
"¡Esta casa la hicieron mis abuelos y me la
regalaron en vida, acá no hay nada para vos!"
Un recuerdo es lo único que quiero, Jaime..."
"Si venís de nuevo voy a ir a tu casa, esa que era de
mi abuela también y que vos le quitaste y ahora
es una ruina y la voy a terminar de destruir!"
Y diciendo ésto agarro a la vieja bruja de un
brazo, la llevo hasta la vereda y cierro el portón,
respiro hondo y emprendo el camino hacia el fondo.
De pronto, una piedra cae a mi lado y oigo la
voz cascada de la vieja que me grita:
"¡Fundamentalista!"

- F I N -

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