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miércoles, 3 de agosto de 2016

"EL DIBUJO" (4º parte) de Adriana Gutiérrez






El detective quedó muy satisfecho y le dio las gracias a
Adrián, diciéndole que si no estudiaba psicología debía hacerlo.
Luego se dirigió a Clara:
"Usted debió traernos los anónimos a nosotros, en lugar de mandarlo a comprar cigarrilos hubiera salido usted, o aprovechar cuando él salió y no quedarse encerrada; ahora de nada valdrá vigilarlo, le voy a explicar una posible teoría:
"demos por sentado que su marido planea asesinarla, supuestamente, claro, y una persona a quien llamaremos X descubre ésto, desea prevenirla pero no está seguro y por nada del mundo quiere verse involucrado ¿y si luego resulta que
estaba equivocado?, pero algo tiene que hacer y decide alertarla por medio de los anónimos ¿tiene usted teléfono?"
"Sí" -contesta Clara.
"Entonces puede ser alguien conocido y permanecer en el anonimato le evitará atestiguar en el caso de que algo ocurra; ahora bien, esta teoría es posible pero también es muy improbable.
Le diré otra wue se ajusta más a la mentalidad de los autores de anónimos: si bien las motivaciones para mandar esta clase de avisos pueden ser muchas, solo pertenecen a dos grupos: o son buenas o son malas; le acabo de dar una buena motivación, incluso si el autor es su marido..."
"¿Cómo?" -preguntan los tres, Adrián, en cambio, asiente.
"Claro -sigue el detective- él puede estar enfermo y creer, por alguna oscura razón, que no tiene más remedio que matarla, pero también la ama y desea salvarla ¿comprende?, bien: puede ocurrir, en cambio, que la motivación sea mala, pero, de todas las posibles ¿cuán será la verdadera?
Primero le avisó que su marido no la quiere, ésto más bien parece la revancha de una chiquilina despechada, con la cabeza llena de pajaritos y con una fuerte tendencia a magnificarlo todo, en especial las miradas y los gestos de los hombres ¿tengo que seguir?" -pregunta el detective.
"No, ya entendimos" -le contestan.

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