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domingo, 14 de agosto de 2016

"MARIPOSAS EN LA NIEVE" - de Adriana Gutiérrez




La cabaña era maravillosa, la había hecho mi abuelo
con troncos que arrastraba desde el bosquecito
al pie de la montaña.
Se ponía tan colorado por el esfuerzo que yo me reía
de él, y el viejo hermoso, agobiado por el peso me
miraba haciéndose el enojado, luego dejaba caer el
tronco, resoplaba como un toro y me corría, yo me
dejaba alcanzar y juntos rodábamos por la suave
ladera del frente, entonces, con las últimas luces del
día, nos acostábamos de espaldas y hacíamos
mariposas con nuestros brazos y piernas, después
nos quedábamos quietos viendo las primeras
estrellas, hasta que el abuelo decía, levantándose:
"vamos, Karina, o tus padres me matarán".




Tres veranos después la cabaña estaba lista, mi
abuelo nos esperaba en el cruce, ni bien llegamos
a la última curva pudimos ver el prometedor humo
de la chimenea de piedra.
Adentro nos sentamos en unos enormes bancos
empotrados hechos de troncos y tablas, acojinados
con gordos almohadones forrados de tela gruesa
como las cortinas pesadas y alegres.
Dos faroles y el fuego se encargaban de la
iluminación que creaba un ambiente acogedor.
Yo estaba encantada, mientras mis padres hablaban
con el abuelo, mis 12 años recién cumplidos se
asombraban con los estantes pulidos de madera
clara, sobre los que reposaban brillantes platos
y tazas de cerámica roja.
A un lado de las hornallas del fogón, el enduido
blanco resaltaba el negro de las ollas y sartenes
colgadas; del otro lado, una leñera repleta  hasta
el techo, con una abertura al exterior por donde
meter los troncos, pero el viento que entraba era
peligroso, recuerdo que mi abuelo nunca cerró ese
hueco, que debió tener una pequeña puertita para
dejarla caer si el viendo venía de ese lado, que
sería sólo unos tres días por año.


En la otra punta estaba la mesa cuadrada con cuatro
sillas, sobre ella una plantita de violeta de
los Alpes que le acabábamos de traer y que era lo
único que podría vivir allí.
En el rincón que faltaba se había hecho un enorme
diván para dormir con un gruesísimo colchón
de lana y bordeado por dos almohadones largos
y angostos.
"¡Pero papá -dijo mi mamá- no tenés ropa de cama!"
"Claro que sí -respondió él- ¿ves?"
Y diciendo ésto se tiró en el diván y se tapó con la
enorme piel de oso que estaban bajo los pies de
mis padres.
"Con ésto me muero de calor" -concluyó riendo.
Todas las vacaciones yo iba a la cabaña que ya
tenía otra cama para mí, y acolchados y almohadas
de verdad que mi madre había llevado"urgentemente".
Mi abuelo había agregado un baño "moderno", que
consistía en una cortina en un rincón, y un tacho
de agua con una canilla, que se calentaba y colgaba.
La primera vez que la usé no alcancé ni a enjabonarme
porque me quedé sin agua. Mi abuelo y yo nos reímos
mucho, "voy a tener que perfeccionarlo" -dijo.



Al año siguiente hizo una galería donde nos
sentábamos a ver el amanecer en unas reposeras
con nuestras tazas de leche caliente.
Luego salíamos a cazar, cosa que mi madre
había prohibido, y al regreso cocinábamos nuestra
presa.
"El frío hace rico todo ¿no?" -decía mi abuelo
saboreándose.
"Sí -decía yo- en la ciudad ésto no sería comible, pero
yo siempre como mejor acá, con hambre".





En los veranos cuando se descongelaba el río
pescábamos, las primeras sartenadas eran
deliciosas y no sé por qué, pero yo me sentía más
fuerte y saludable en la cabaña del abuelo.






Que ironía, años después uno de los dos quedaría
desolado por la partida del otro.
Sentada en la cabaña, sola en la penumbra, los 
recuerdos felices me dolían tanto. No podía creer
que fuéramos a separarnos por esa muerte en la
sangre.
Mi abuelo entra, me mira con una sonrisa llena
de lágrimas.
"Ya está" -me dice.
"Quiero verla" -le contesto.
Mi abuelo me ayuda a pararme, me lleva a la
ventana, junto a un árbol hay una lápida con una
mariposa blanca.
Mi abuelo puso las violetas sobre mí y unos meses
después fue a reunirse conmigo.
Y la cabaña, que una vez se llamó "mariposas en la 
nieve", ahora se llama "las mariposas son eternas".






- F I N -



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