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miércoles, 6 de julio de 2016

"LOS HIJOS DE LA LEYENDA" (23º parte) de Adriana Gutiérrez







"¿Y ahora qué, abuela? -preguntó Valeria- ¿nos vamos así nomás?"
"No, así nomás no, Valeria -dijo la abuela- debo hablar de
nuevo con Jorge, porque si lo que entendí es verdad, tal
vez cambiemos nuestro lugar de destino, y la abuela Silvia
terminó de hablar con un gran gesto misterioso.
Mientras tanto Jorge y Mario sacaban, con mucha ceremonia, un sobre de papel manila rompiendo el lacre; adentro había 3 sobres blancos, el primero dirigido a ellos, los abogados; otro para Cacho y Laura, los fieles caseros; y un tercero más grueso para su madre, Silvia, de parte de Carlos y Norma.
Los dos hombres se miran, Jorge se los da a su hijo quien los
pone en un portafolios y ámbos salen de la casa; en el auto, conducido por el más jóven, Jorge abre el dirigido a ellos y lee:
"Queridos amigos Jorge y Mario, porque sé que los dos vivirán ya que harán lo correcto, lo que nadie ha hecho antes:recurrirán
a la religión. Sospeché que tus escapadas con mi madre, Jorge, eran un desesperado intento de salvar a Willy, mi hijo, y seguro de que ella podría lograrlo no intervine por temor de arruinarlo todo. Norma y yo, entonces, decidimos también refugiarnos en
los símbolos religiosos, sin mucha esperanza de lograrlo para
nosotros mismos, pero con el deseo ferviente de abrir un
camino a nuestra descendencia, convencidos de que algo mucho
más poderoso que una simple casa "pensante" nos mataría.
La casa, como todos nuestros antepasados, era poseída, y si
era "conciente" de lo que pasaba (cosa que no creo), no podía hacer nada, ni bueno ni malo. 
Norma y yo esperamos darles las gracias en persona en el 
futuro; lamentablemente no podremos, una vez a salvo, regresar
ni llamar para no interferir con lo que hagan ustedes y mi madre.
Una vez leídas las 3 cartas, todo estará claro.
Gracias, amigos, un gran abrazo y Dios lo 
quiera, hasta pronto. Carlos".
"¿Querés que la lea de nuevo?" -pregunta Jorge con voz ronca.
"No -dice Mario carraspeando- además, ya llegamos".
En efecto, ahí estaba el departamento de los caseros que ya advertidos, los esperaban.
"¡Deme, deme!" -decía Laura, altiempo que entraban y se sentaban. Cacho, con los ojos muy abiertos y una mano sobre
la boca, casi sin respirar, escuchaba y miraba alternativamente
a Jorge y Mario; Laura leyó:"hola, queridos y fieles Cacho
y Laura, a quienes tanta devoción debemos, sin pedir nada ni quejarse nunca. Gracias por sus oraciones y por esas velas nocturnas junto a nuestras fotos (Laura llora), Mario sigue leyendo: no tienen idea de cuánto ayudaron con esos pequeños rituales, mantenidos por 30 largos años, el perfume de las rosas
siempre frescas unidos al humo de las velas consagradas y a sus rezos fervorosos, ha mantenido nuestras almas a salvo.
Gracias y hasta pronto. Carlos y Norma"
"A ella se le ocurrió -dice Cacho- como no había cuerpos, pensó
que un poco de "magia" religiosa no vendría mal".
"Ni un día dejé de hacerlo -dice Laura- no sé dónde leí que
a los espíritus les gusta y cumplen los deseos si lo que se pide es justo".
Mario dice lo que su padre está pensando:
"Ustedes son increíbles..."


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