"Resumiendo -continúa el sanador- por ahora y para tranquilidad de todos haremos las curas convenidas pero no por las razones que ustedes creen sino por lo que nosotros sospechamos, que ésta es una zona feérica, y vamos a lo esencial, hay que averiguar por qué toda una legión de demonios se instaló en este lugar. Partiremos de la base de que no era la casa queriendo gente en su interior, sino unos demonios muy poderosos que no quieren a nadie allí. El desarmar la casa no solo no remedia nada sino que es un trabajo inutil porque a los entes malignos les sirve igual como está ahora" -señaló el montón de escombros. Todos retrocedieron en sus asientos y elevaron sus voces de protesta. "Ellos no pueden quemarse ni ahogarse ni se les puede pegar con nada, el mundo físico no existe para ellos y no lo necesitan. Ellos anidan en almas, corazones y mentes donde el Espíritu Santo no ha sido invitado a pasar". "¡¿Y ésto qué era, el cuartel general?!" -pregunta Cacho ofendido. "Ja ja, no, Cacho, por supuesto que no, su cuartel general es, en realidad, la falta de amor; ese es su castillo y su fortaleza". "Pero -dijo Mario- para que ésto sucediera debieron ocurrir dos hechos, eso que ustedes dice que debió pasar antes de la construcción de la casa (lo de la zona feérica), y algo que no creo posible: que todos esos matrimonios asesinados aquí hayan tenido una total falta de amor, por lo que sé eran personas como nosotros, que se enamoraban y se casaban, eran creyentes, asistían a la iglesia y bautizaban a sus hijos, y así sucesivamente..." "... sin embargo -lo interrumpió el sanador- cada 30 años venían aquí a morir y no por la mano del hombre". "Entonces ¿por qué? -preguntó Jorge- ¿sabe que ésto no me está gustando nada? Tal parece que volvemos al principio y..." "... el principio -dijo el sanador-es lo único que tenemos". |
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