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martes, 26 de julio de 2016

"LAS SOMBRAS EN LA PARED" (16º parte) de Adriana Gutiérrez





El ricacho había perdido toda su arrogancia, la seguridad de sus ademanes se fue a otra parte y nosotros sentimos pena por él:
llamó a Edgardo para que nos trajera bebidas y le pidió que se quedara, le dijo que se sirviera él también un trago y le mostró la película, advirtiéndole primero.
Recién entonces habló: "ocurrió hace 60 años, él era un hombre
prominente, culto, con una excelente mente para los negocios.
Se casó muy enamorado y su esposa le dio gemelos un año después; ella jamás lo traicionó pero él lo creyó así, lo convencieron de eso sus enemigos políticos, le tendieron una
muy bien elaborada trampa y él cayó ciego de celos ¿conocen
la historia de Otelo?, bien, ésta es peor ya que mató a sus
propios hijos creyendo que no lo eran...; claro que ya había en
él una patología latente que afloró de manera incontrolable
al ver las "pruebas" de la falta que su esposa jamás cometió".
"¿Qué pasó con las mucamas?" -preguntó Héctor.
"Tranquilícese -dijo el ricacho-no hubo más muertes, se les pagó una fuerte indemnización y se los... amenazó un poco, la familia era muy poderosa; el hombre que aparece con un arma era
hermano del asesino, arregló todo con su gente de confianza
para esconder los cuerpos en el muro, pero no están como
ustedes creen, descansan en ataúdes y vino un sacerdote a rezar
un requiem".
"¿Así que son ataúdes lo que hay ahí? ¿y usted pensaba vivir
con ellos en la casa?" -pregunta Edgardo.
"Así es, Edgardo ¿acaso la gente no tiene los restos incinerados de sus muertos sobre la chimenea? Bien, no tendría que contarles
el resto de la historia, pero lo haré: este hombre fue internado
en un centro psiquiátrico pero más que nada se hizo para sacarlo de circulación por un tiempo.
La versión oficial fue que toda la familia se fue al extranjero y allá murieron su esposa e hijos en un accidente, un avión que
se perdió en una selva cualquiera; a nadie le extrañó que él
se tomara una cura de descanso en ese hotel hospital, abrumado
por el dolor de semejante pérdida, y cuando salió de allí no regresó jamás a la vida política.
Sus enemigos, los que provocaron la tragedia, enviaron sus
telegramas, se ofrecieron para "cualquier cosa" y con el
tiempo todo fue olvidado.
El hombre, aparentemente normal, se volvió a enamorar y se volvió a casar, su nueva esposa le dio una niña y la vida
transcurría felíz para los tres...," hace una pausa y nos
mira, Edgardo, Héctor y yo teníamos los pelos de punta
y algo helado nos bajaba por la columna.

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