"Tenemos que poner las cosas en claro antes de entrar -le dije- yo a ellos los oía, y aunque supongo que son muertos... ¿me entiende? Quiero que usted se ubique cerca de la luz pero de espaldas, usted la prende y sale, y después, desde afuera, mira pero despacio, no vaya a darse vuelta de golpe, trate de que su cuerpo no esté a la vista del muro (¡pero qué locuras digo!) quédese detrás de la puerta, no importa lo que oiga o sienta, haga lo que le digo ¿listo?" "Sí -dijo- ¿y usted qué va a hacer?" "Yo me voy a quedar cerca del muro porque anoche me costó mucho llegar hasta él, y quiero tocarlo para cortar la visión antes ¿comprende?, ¿usted sabe inglés, Héctor?" "Algo ¿por qué, hablan en inglés?" "Sí, la mujer decía: open de dor, y repetía mucho plis, plis; busqué en casa pero no estoy seguro de su significado". "Claro -dijo Héctor- tiene que buscarlo en la parte de fonética (y al ver mi cara, agregó), la pronunciación; ella dijo: "abra la puerta, por favor, por favor". "Entonces -dije- es hacia esa puerta tapiada hacia donde ella y los niños corrían, venían desde afuera para adentro, y alguien que estaba de este lado, no la abrió". "No sabemos -dijo Héctor- tal vez no llegó a tiempo, tal vez solo haya matado a la mujer; bueno, vamos". Yo abrí y entré, me senté a un metro del muro y dije: "adelante"; Héctor encendió la luz y yo retrocedí instintivamente esperando ver las sombras en la pared, pero nada pasó. Héctor me llama: "Juan ¿está bien?" "Sí, pero no hay nada" -contesté, no quería darme vuelta para mirar a Héctor porque no quería que me pasara lo de anoche, así que seguí con la vista fija en el muro y escuché que Héctor se acercaba por detrás. "No importa -dijo- no perdamos tiempo, pintemos un pedazo". Me paro y los dos vamos hasta el tarro con el pincel, yo estoy de espaldas al muro y Héctor de frente, justo cuando destapamos el tarro él levanta la vista y yo veo, en su mirada, que las sombras aparecieron. |
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