Seguidores

miércoles, 14 de septiembre de 2016

"EL NARANJO" (22º parte) de Adriana Gutiérrez




Al rato volvimos a la casa y fuimos directamente al dormitorio de las gemelas, pronto despertarían y siempre las levantaba yo, entramos y vimos que Manuela no estaba en la cama, oímos correr agua en el baño y supusimos que estaría allí, me asomé preguntando: "¿Eres tú, Manuela?"
"¡Ven Gabi, no puedo sacarme el jabón de la cabeza!"
La pequeña se había despertado más temprano y como no respondí a su llamado se metió en la ducha tratando de hacer lo mismo que yo todas las mañanas, con el resultado de quedar convertida en una gran burbuja, llamé a Simón para que me ayudara y juntos enjuagamos el cabello de la pequeña, me di cuenta de que Simón miraba de manera distinta a su hermana, con paciencia dejó que ella lo mojara y no protestó cuando tuvo que sostenerla para que yo la envolviera en la tohalla, él mismo la llevó a su cama y la secó, jugando un rato con ella. Jimena despertó con nuestras risas y en el acto exigió para ella el mismo tratamiento, Simón la llevó a la ducha haciendo que la pequeña se sintiera en la gloria, yo quedé vistiendo a Manuela y en eso entró Liza, quien tenía en su rostro latiendo una pregunta, se asomó al baño y cuando vio lo que allí ocurría se volvió mirándome con los ojos agrandados por el asombro "¡Simón está bañando a su hermana!" -me dijo, en eso él me llamó para que envuelva a Jimena con la tohalla y cuando terminé de vestirlas y Simón se las llevó, ámbas trepadas en sus hombros, me preguntó "¿Quieres por favor, explicarme el motivo de este cambio de Simón con sus hermanas? desde que empezó a considerarse hombre no jugaba con ellas ¿tú sabes algo?"
Le conté nuestra conversación de esa mañana, Liza dijo: "tenías
que ser tú quien lo cambiara... gracias, Gabi, ésto es un hermoso regalo para mí y para Bruno, Simón no podía encontrar a nadie que mereciera más que tú, compartir su naranjo".
Nos dirigimos a dar el desayuno a las gemelas y vimos a una desconcertada Mammy que no daba crédito a sus ojos, es que éstas correteaban por el parque persiguiendo a Simón que, de tanto en tanto, permitía que lo alcanzaran y juntos rodaban por el suelo; Liza terminó de hervir la leche y llamó a las niñas, pero ellas no iban a dejar libre a su hermano tan pronto, ahora que lo habían cazado, y él no parecía tener apuro por librarse, en eso Liza me hace señas en dirección a la entrada y veo que entra la rural de don Bruno, que se apea, como era de esperarse, con una expresión de total incredulidad, pero al instante dejó en el suelo un bulto que traía y colaboró son sus hijas en la caza de Simón, Liza lo imitó olvidando el desayuno por completo y pronto todos estábamos corriendo por el parque, solo Mammy se abstuvo del ejercicio pero no por eso dejó de divertirse, parada en la esquina de la casa, mirando como nos sentábamos en el suelo a descansar.
Bruno miraba interrogante a Liza y complacido a su hijo, Mammy llamó a las niñas y cuando éstas se habían ido, don Bruno preguntó: "bueno ¿quién me lo va a decir?"
"Sucede -dijo Simón- que Gabi estuvo contándome cosas de su infancia en el hogar, donde no hay padres, solo hermanos de crianza, y si ella puede quererlos y disfrutarlos así, no veo razón para que yo no haga lo mismo con las mías, además, es divertido.
Liza miró  Bruno, éste se volvió a mi y dijo: "¿sabes lo que has hecho, Gabi? me has regalado uno de los momentos más felices de mi vida, algo que esperaba desde hacía tiempo; tienes suerte"
-agregó mirando a Simón, y después él y Liza entraron a la casa de la mano.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario