"¿Será diferente esta vez? -preguntó Cacho- ¿crees que la abuela Silvia lo logró?" "No sé -le contestó su mujer- si en unos días no hemos tenido noticias del paradero de Valeria y Willy, es posible que todo salga bien". "Bueno -siguió él- yo estoy convencido de que la abuela Silvia tendría que haberse quedado al márgen para avisarnos cómo salió todo, eso de que no sepamos dónde queda la cabaña del sueño..." "Cacho, a ver si lo entendés, no es "la cabaña del sueño", es la cabaña "de sus sueños", con la que ella sueña despierta, no dormida; es algo en lo que la abuela Silvia piensa desde el día que nació su hijo Carlos, el que va a morir esta noche. Bien, ese año, la abuela buscó un lugar lejos y lo hizo bendecir o curar, llevó a esos curas o pastores que tienen el don de la sanidad, que también la ayudaron a encontrar el sitio especial, y construyó la cabaña; ahí fue donde se refugió hace 30 años por eso llegó a ser abuela, pero no pudo salvar a su esposo que quedó atrapado en el silencio. Bueno, los sanadores piensan que con el tiempo va a resultar, porque habiendo otra casa que oponga una fuerza igual pero benéfica, la casa blanca va a empezar a aflojar, que a lo mejor es lo que desea, solo que no puede, ni siquiera ella, acabar con la maldición que se echó encima". Y habiendo dicho ésto, Laura preparó una gran jarra de café para pasar la noche en vela.
UN AÑO ATRÁS...
La abuela Silvia se levantó muy temprano y salió de su departamento en un barrio de Bs.As., abajo la esperaba su chofer para llevarla al estudio del viejo abogado de la familia, donde también la esperaban. El Dr. Gimenez en persona le abrió la puerta diciendo: "¡Silvia, por fin! ¿Pasó algo?" "No, Jorge -le contestó la abuela- pero ha llegado el momento de que yo muera, si estoy aquí dentro de un año no podré sustraerme a... ¡tú ya sabes qué", y la cabaña solo se hace visible una vez al año, el 21 de Diciembre. ¿Me conseguiste ese cadaver?" |
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