-29 AÑOS DESPUÉS-
Así transcurrieron 29 años en los que Jorge y su hijo envejecieron cada uno de ellos sin olvidar jamás la misión que les fuera encomendada. Faltaba tan solo un año para el gran 21, para que se develara la gran incógnita, por eso Jorge, ese domingo como tantos otros, se citó en el cementerio con Laura y Cacho, se saludaron desde lejos y fueron caminando hasta encontrarse en la tumba de Silvia. "¿Cómo están?" -preguntó Jorge. "Bien, Dr. -dijo Laura, que siempre era la que hablaba- ¿y Ud.?" "Bien, gracias. Bueno, ya saben por qué los llamé ¿verdad? La casa debe ser acondicionada una vez más para que no sospeche... ¡diablos! no puedo creer que esté diciendo esto. Bueno, tal como lo pidió Silvia, debemos continuar como si nada pasara, para que la casa no... piense...¡demonios!... para que ella "crea" que Willy vendrá con su esposa e hijo a darle su cuota de sangre. ¿Están dispuestos a seguir adelante? Miren que yo lo entendería". "No, Dr. -dijo Laura- cuidaremos que la obra de restauración se haga como siempre, pero no quisiéramos estar allá dentro de un año". "Eso es muy comprensible -dijo Jorge- Silvia me advirtió que diría eso, Laura, y me dijo también que les diera las llaves de su departamento, para que se trasladen allá cuando lo crean necesario; no, no me digan cuándo, a veces me parece que esa cosa me lee la mente. Ustedes solo vayan y luego me avisan por teléfono. Entonces quedamos así: la semana entrante llegarán los carpinteros con el camión de la madera, en ese mismo camión se irán los muebles pero esta vez no regresarán. La casa quedará arreglada y pintada pero sin nada, ni cuadros, ni cortinas, ni alfombras, nada. "Don Jorge ¿no será peor después su... enojo?" "No, Silvia dijo que eso la confundirá con el tiempo de llegada, esperará el regreso de las cosas y el 21 se le vendrá encima tan rápidamente que tendrá pocas horas para enojarse, pero cuando lo haga será terrible y con eso contamos. Esperamos que se muera de... rabia". "Adiós don Jorge, nos veremos en unos meses". |
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