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sábado, 25 de junio de 2016

"LOS HIJOS DE LA LEYENDA" (12 parte) de Adriana Gutiérrez





-29 AÑOS DESPUÉS-

Así transcurrieron 29 años en los que Jorge y su hijo
envejecieron cada uno de ellos sin olvidar jamás la misión
que les fuera encomendada.
Faltaba tan solo un año para el gran 21, para que se develara
la gran incógnita, por eso Jorge, ese domingo como tantos
otros, se citó en el cementerio con Laura y Cacho, se saludaron
desde lejos y fueron caminando hasta encontrarse en la tumba
de Silvia.
"¿Cómo están?" -preguntó Jorge.
"Bien, Dr. -dijo Laura, que siempre era la que hablaba- ¿y Ud.?"
"Bien, gracias. Bueno, ya saben por qué los llamé ¿verdad? La
casa debe ser acondicionada una vez más para que no
sospeche... ¡diablos! no puedo creer que esté diciendo esto.
Bueno, tal como lo pidió Silvia, debemos continuar como
si nada pasara, para que la casa no... piense...¡demonios!...
para que ella "crea" que Willy vendrá con su esposa e hijo
a darle su cuota de sangre.
¿Están dispuestos a seguir adelante? Miren que yo lo entendería".
"No, Dr. -dijo Laura- cuidaremos que la obra de restauración
se haga como siempre, pero no quisiéramos estar allá dentro
de un año".
"Eso es muy comprensible -dijo Jorge- Silvia me advirtió
que diría eso, Laura, y me dijo también que les diera las
llaves de su departamento, para que se trasladen allá cuando
lo crean necesario; no, no me digan cuándo, a veces me
parece que esa cosa me lee la mente.
Ustedes solo vayan y luego me avisan por teléfono.
Entonces quedamos así: la semana entrante llegarán los
carpinteros con el camión de la madera, en ese mismo
camión se irán los muebles pero esta vez no regresarán.
La casa quedará arreglada y pintada pero sin nada, ni
cuadros, ni cortinas, ni alfombras, nada.
"Don Jorge ¿no será peor después su... enojo?"
"No, Silvia dijo que eso la confundirá con el tiempo de
llegada, esperará el regreso de las cosas y el 21 se le vendrá
encima tan rápidamente que tendrá pocas horas para
enojarse, pero cuando lo haga será terrible y con eso
contamos.
Esperamos que se muera de... rabia".
"Adiós don Jorge, nos veremos en unos meses".

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