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sábado, 18 de junio de 2016

"LOS HIJOS DE LA LEYENDA" (5º PARTE) DE Adriana Gutiérrez





"¡No -dijo Laura al ver que el chofer iba a hablar- si me interrumpen se terminó el relato; sigo:
más años transcurren y la fama de los 2 hermanos crecía, todo
el mundo los admiraba y todos, si tenían dinero para
pagarla, querían una casa de éstas: hermosa, grande
y blanca, el marco perfecto para formar una familia..., la
familia que esta casa jamás tuvo.
La casa odiaba ser una casa y tener sus raíces tan enterradas
en la tierra.
La casa no sabía nada de los 2 hermanos, ya que habían pasado
muchos años desde la última vez que estuvieron juntos, hasta
que un día aparecieron.
El mayor peinaba sus primeras canas y ámbos se veían
muy felices por algo.
Permanecieron pocas horas y solo fue para traer
carpinteros y materiales. Se planeaba una restauración
total de la casa porque pronto habría una fiesta.
La hija del menor de los hermanos se casaría y todos
vendrían aquí.
La casa sintió su odio disminuir con cada pincelada como si
fueran las caricias de sus manos, pensó que por fin una familia
anidaría entre sus paredes, condenadas al silencio por
tanto tiempo.
Los carpinteros solo usaban la cocina para almorzar
y pasaban la noche en la planta baja en bolsas
de dormir.
Estuvieron 4 meses al cabo de los cuales la casa estaba
más blanca y hermosa que nunca.
Afuera, los jardineros habían plantado infinidad de
arbolitos y arbustos y se habían diseñado gran cantidad
de canteros con flores que ya empezaban a colorear
el parque, y cuando llegó el día de la boda, la casa lucía
espléndida con ese marco multicolor.
Temprano arribó el mayor de los hermanos con su
esposa, hijo, nuera y nieto, un niño de 2 años que estaba
en brazos de su Nana.
Todos vestían trajes de fiesta y no había equipajes por
ningún lado.
Luego y en menos de una hora todos los rincones del
parque quedaron cubiertos de carruajes de toda
clase, y la gente que descendía de ellos entraba a la
casa, se saludaban unos a otros y hacían mucho
alboroto, la música sonaba demasiado fuerte, los niños
corrían por la escalera, las mujeres recibían con gritos
a las que iban llegando y los hombres solo bebían
y hablaban de negocios.


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