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martes, 23 de febrero de 2016

RAMBO, LA VERDADERA HISTORIA (45)





Fragmento de la
precuela de 
Rambo, contada
por la que 
fuera su mujer
Roberta Adams
quien lo conoció
cuando ámbos
tenían siete años



                                           (Pág. 78)


       ... Esta vez los vigilantes no necesitan desviar el mensaje
           que va directo al teléfono del Ministro de Guerra, que
           había apagado hacía mucho su celular; el Presidente 
           y el General ven en el monitor el recorrido de la
           llamada.
           General: "Bien, quiero todos los teléfonos sobre la
                           mesa, Stuart, el tuyo también".
           

Éste, descompuesto, pone su celular apagado con los
otros, el Presidente, antes que el General pueda hacerlo, lo
toma y lo enciende; detrás del Ministro ya se habían parado
dos Mayores del Ejército, y cuando el celular es activado
y empieza a sonar, lo toman de los brazos y se lo llevan.
Pte.: "Hola", la llamada se corta.
En el bunker terrorista se miran unos a otros sin saber
qué hacer, justo cuando Rambo los llama:
"Abran la puerta y vayan saliendo a nado, si veo un solo
vehículo lo destruiré. No tienen 5 minutos".
La pesada puerta comienza a moverse, en cuanto queda una
rendija aparece una bandera blanca, lo primero que ve
Rambo es a su hijo y a Shari en un chinchorro, sin
remos, sentados; detrás, un centenar de hombres en el agua.
Bobby está calmado y tranquilo como su madre, abrazando
a Shari, que está pálida y llorosa como la suya.




Rambo: "¡Sí! ¡Traiganlos!"
del submarino salen dos hombres rana y se dirigen hacia
los chicos por debajo del agua, los cazas sobrevuelan
amenazantes, los bombarderos también, el submarino de 
Rambo emerge y se acerca.
Rambo: "Naden hacia la derecha y pónganse de 
espaldas".
... el bunker hace implosión, los hombres en el agua se
sumergen para protegerse, la "aviación" ayuda sin que
se lo pidan, bombardeando los restos que se incendian.
Rambo: "¡Retírense! Vayan al hoyo en la arena...
¿yo dije eso? ¡yo no dije eso!





(Pág. 79)



En la montaña una Juli demudada mira la destrucción sin
saber qué pasó con su hijo, el Capitán está serio y no
quiere mirarla.
En el pequeño refugio Robie llora abrazada a Cora, el
Teniente se mantiene silencioso.
De repente, en las pantallas aparecen dos palabras:
"los tengo", sólo están una décima de segundo, pero bastó
para los ojos que no se apartaban de ellas.
 Rambo: "¿Listos?!
Hombres: "¡Como nunca, Jefe!"




Entonces Rambo toma los controles, no ha mirado ni una
vez a los chicos que están en el fondo, sentados, envueltos en mantas. Abre otra consola y empieza a manipular en 
ella, sobre sus cabezas se oye un chasquido fuerte seguido
de un sonido como de roce, el techo del submarino se ha
desprendido y ha caído al mar, otro ruido se deja oír y ellos
empiezan a elevarse dentro de la pequeña cabina, entonces
Rambo enciende el Rotor, los hombres en el agua miran
estupefactos.
El submarino, o lo que queda de él, repleto de 
explosivos, entra al bunker "majestuosamente", como
una anciana reina que va al encuentro de su propia
muerte, con toda la dignidad del mundo.
Entonces si, Rambo se da vuelta a mirarse en los
ojos de su hijo por primera vez.





Autora Adriana Gutiérrez
Publicado en 2005
www.librosenred.com

Amazón.com y
Barnes & Noble

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