Fragmento de la
precuela de
Rambo, contada
por la que fuera
su mujer, Roberta
Adams, quien lo
conoció cuando
ámbos tenían
siete años
(Pág. 76)
... En los bunkers terroristas no pueden enterarse porque
los vigilantes desviaron los alertas al Alto Mando, de
allí inmediatamente envían a detener a todos en los
lugares de procedencia; en el ejército clandestino creen
que el Gobierno está ayudando a Rambo, que los ha
dejado ciegos y sordos.
Entre tanto él, en la profundidad oscura del mar, solo
oye a su corazón; siente que le van a estallar las venas
de la cabeza y le transpiran las manos.
Solo 10 minutos faltan para la media noche. En la
montaña, Juli espera, a ella le toca dar la órden de
asalto a los campamentos; el Capitán trabaja con los
vigilantes, y en el pequeño refugio, el Teniente dice:
"Todo terminará pronto señoras, a estos asesinos jamás
se le borrará lo rojo del trasero".
A las doce menos un minuto el Capitán dice: "¡Alertas!"
Juli dice: "¡Avancen!"
Rambo dice: "¡Fuego!"
En el Alto Mando, en la montaña de Rambo y en el
pequeño refugio, ven con diferentes emociones esas
pequeñas 8 luces titilantes en todas las pantallas.
Rambo: "Solo queda un castillo que tomar, donde
está la princesa..."
Y tomando el relicario con el rizo de Robie lo abre, le
da un beso y le dice como si fuera ella:
"Deséame suerte, Honey".
Autora Adriana Gutiérrez Publicado en 2005 www.librosenred.com Amazón.com y Barnes & Nnoble |
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